Te odio

Sigo recuperando cuentos viejos...

Te odio. Créeme, no es nada personal. No es culpa tuya, nadie tiene la culpa de ser como es. Quizás sea yo, no lo descarto, aún no he leído, visto u oído a nadie decir que te odia. En cierto sentido, me alegro de ser el primero, aunque probablemente no lo sea. No creas que ésta es una decisión arbitraria fruto de un calentón. Nada más lejos de la realidad, te odio apoyado en un largo y meditado razonamiento que sería incapaz de reproducir palabra por palabra y, por lo tanto, no intentaría escribirlo de otra manera pues todo pensamiento imposible de ser reproducido tal cual se pensó no merece ser escrito. Sin embargo, tan largo y meditado razonamiento me llevó a una conclusión muy simple: Te odio porque te echaré de menos. La añoranza es nuestro único modo de intentar llenar un vacío, una ausencia, pero no es más que eso un intento, un reflejo, un recuerdo, la nada. Porque si es triste el hecho de echar de menos a alguien, es más triste comprobar que tampoco la pena dura. Por eso te odio, porque te echaré de menos, te odio porque algún día dejaré de hacerlo.

Comentarios