Sin título

Buscando unas fotos, he encontrado un baúl de historias y cuentos viejos, bueno sólo un par, pero ya es todo un hallazgo que paso a compartir con vosotros. Aquí os dejo la primera que he encontrado.

Él la ama en silencio, en secreto, tan sigilosamente que ni siquiera él está seguro de hacerlo. Por más que lo piensa, razona, siempre llega a la misma conclusión; sus sentimientos, sus emociones, sus reacciones corresponden a los de una persona enamorada. Pero, ¿y ella? A la otra me refiero, ésa que en otros términos sería la suya, que no la otra. A ella también la ama, además con una profundidad e intensidad que nunca había sentido antes. Él se encontraba perdido, inestable, incompleto hasta que ella lo encontró. Él, hoy por hoy, no se entendería sin ella, la otra. Y, sin embargo, en su plenitud, en su perfección, aparece ella, que no es la suya, aunque podría ser la otra, pero tampoco lo es. La que en su momento fue, significó aventura ahora es estabilidad mientras que ella implica emoción y riesgo. Quizás por eso la ame, si bien no lo sabe o no quiere saberlo o simplemente no le ha puesto nombre, porque todo pasa a ser algo cuando lo nombramos por primera vez. Además, ¿cómo nombrar algo que no se sabe exactamente lo que es? Quizás sólo sea la emoción de lo desconocido, de lo prohibido. Quizás sólo se consuele pensando eso. Deseando que no sea la otra, la convierte en un sueño, un sueño donde ella es ella y la otra, la suya… ¡vaya! como esta historia… Pero siendo ella, que no la otra, la suya, sueña estabilidad y felicidad, mientras que la suya, que es él y, en su sueño, la otra, sería ahora la aventura, como al principio, cuando sólo estaba ella y lo salvó. Y soñando recuerda cosas no vividas, tampoco añoradas, recuerdos de un sueño, al fin y al cabo. Y sueña que ama a las dos por igual, a la suya y a ella, que es la otra, aunque ella no lo sepa, un sueño a todas luces imposible. Y, entonces, despierta y se siente un cobarde, aunque quizás no lo sea, por no lanzarse a la aventura, quizás la última, y decirle a ella, la que en sueños es la suya y, las malas lenguas dirían la otra, lo que no está seguro de sentir. Otros preferirían vivir la que podría ser la aventura más grande jamás soñada, él prefiere vivir que también puede ser una gran aventura.

Comentarios

vero ha dicho que…
ahora mismo estoy con la boca abierta y ojos con chiribitas :)