Beowulf de Robert Zemeckis


Tras ver Beowulf y empezar a pensar en el comentario para el blog me di cuenta de una cosa: he visto toda la filmografía de Robert Zemeckis con la excepción de su primer film, Used Cars. Tampoco es algo difícil teniendo en cuenta que ha trabajado en películas tan "desconocidas" como Regreso al Futuro, Tras el Corazón Verde, Forrest Gump o Quién engañó a Roger Rabbitt. En su trabajo se observa claramente un interés progresivo en la técnica del medio, en hacerlo evolucionar un grado más, en dotar de la mayor libertad posible a los directores, en hacer que la cámara sea el elemento más flexible del mundo, quitándole todas sus limitaciones. Algo muy patente en tres de sus últimos trabajos de imagen real: Forrest Gump, Contact y Lo que la verdad esconde. Donde la cantidad de planos realmente imposibles hasta el momento es ingente, siendo la película protagonizada por Harrison Ford, el ejemplo más claro.

Esta particular obsesión le ha llevado a desarrollar junto a la empresa Sony Imageworks la técnica del Motion Capture, que permite la utilización de actores reales para crear otros virtuales a partir de su movimiento corporal y expresiones faciales. Esta técnica se usó por primera vez en The Polar Express, siendo Tom Hanks el actor que la probó en sus carnes por primera vez logrando interpretar a varios personajes en el mismo film. El forzado fotorrealismo así como lo poco depurado del procedimiento no ayudaron en demasía a la buena marcha de la película, que resultó un experimento acertado en muchas cosas como la libertad con la que movía la cámara a lo largo del metraje, como fallido en otras tantas como la inexpresividad general de los personajes.

Un año después de este film, Sony Imageworks, con Zemeckis en la producción, volvería a la carga con Monster House, mucho más lograda que la anterior, debido a su determinado alejamiento del fotorrealismo, optando por una estética de cartoon puro para los personajes. Esa decisión unida a un divertido y entrañable guión supuso un buen espaldarazo para el Motion Capture, si bien en taquilla no acabó de ser el gran éxito que se esperaba.

Beowulf supone el regreso de Zemeckis al cine y de nuevo con Motion Capture, aunque mucho más perfeccionado que en su anterior intento y beneficiado de la implantación del sistema Digital 3D en cada vez más cines en todo el mundo. Porque otro elemento no comentado anteriormente es que las tres películas han sido pensadas y concebidas para ser proyectadas en 3D, por lo que cualquier análisis efectuado sin haberlas visto en este formato es siempre incompleto. Afortunadamente sí la he podido ver así, aunque en la provincia de Valencia sólo se proyecta en los cines AEC el Punt de Alzira.

Habiendo visto ambas versiones, puedo decir que el verla en 3D supone una gran ayuda a la película. El film peca técnicamente de prácticamente los mismos errores que The Polar Express: falta de expresividad general de los personajes, mucho menor detalle a medida que el peso del personaje decae, mala animación de los elementos no capturados con motion capture (por ejemplo, los caballos a galope). Afortunadamente la técnica ha mejorado mucho y los actores virtuales parecen más reales que nunca aunque aún lejos del buscado fotorrealismo, además Zemeckis consigue un efecto 3D muy logrado, al usar la tecnología como un elemento más para contar la historia, no simplemente para asustar al espectador lanzándole objetos virtuales a la cara, algo de lo que pecaba The Polar Express. Así en la proyección 3D, consigue introducir al espectador en la acción, moviendo la cámara entre los personajes, mediante el uso de panorámicas aéreas muy logradas y un sinfín de recursos que vuelven a demostrar que el discípulo de Spielberg no ha perdido su afán innovador.

La historia de Beowulf, un clásico cantar de gesta, equivalente para los anglosajones de nuestro Cantar de mío Cid, narra el enfrentamiento entre el héroes que no nombre a la historia y el monstruo Grendel, que tiene atemorizado a un poblado del norte de Europa.

El guión, obra de Neil Gaiman y Roger Avary, nos muestra una época sucia, violenta no escatimando en sangre y en desnudos, demasiado pudorosos eso sí. Para la moral americana mostrar el demembramiento de una persona no es problemático, pero mostrar el pene del protagonista sí lo parece, dando lugar a una bochornosa escena que parece sacada más de Austin Powers que de un film que se pretende más serio. El desarrollo peca de discursivo, se habla demasiado de cosas que se pretenden trascendentales pero a los personajes les falta la expresividad necesaria como para empatizar con ellos. Aun así elementos como la gráfica violencia (es un film no recomendado para menores de 18 años) y los detalles como la llegada del cristianismo por aquellas tierras, le confieren un cariz inesperado y nada desdeñable. Es en las escenas de acción, escasas pero contundentes donde la película juega sus mejores armas, constituyendo lo mejor del film, aunque es una lástima que ésta transcurra casi al completo en un salón de celebraciones y en la cueva del monstruo.

El plano interpretativo es difícil de evaluar pues debido al diseño de los personajes estos resultan más convincentes cuanto más detalle presentan, resultando destacables Ray Winstone como Beowulf, Anthony Hopkins como el rey Lothar o Angelina Jolie como la madre de Grendel; en el otro lado de la balanza quedaría Robin Wright ¿Penn? como la reina, prácticamente irreconocible en su encarnación digital.

El diseño artístico logra transladarte a la perfección a la época en la que transcurre la acción y la fotografía digital resulta muy acertada, a pesar de la distracción que supone para el espectador que todos los elementos que haya en pantalla estén perfectamente enfocados independientemente de su distancia al objetivo virtual. Por otro lado la música de Alan Silvestri constituye uno de los mejores elementos del film siendo muy potente, sin caer en formulismos tipo factoría Bruckheimer. Una banda sonora de las que crean afición, muy en el estilo de Conan del maestro Poledouris.

En resumen, Beowulf supone el siguiente paso en la evolución del sistema Motion Capture y a pesar de sus evidente e innegables aciertos, resulta un film poco equilibrado cuya duración, cercana a las dos horas, puede resultar pesada para el espectador debido a los altibajos en el ritmo del relato. Uno desearía que Zemeckis abandonará un poco el sistema y volviera al cine de imagen real, pero ya se sabe que su siguiente proyecto también será en Motion Capture: una adaptación protagonizada por Jim Carrey de Cuento de Navidad de Charles Dickens. Esperemos, al menos, que se aleje del fotorrealismo.

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