Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo (Pirates of the Caribean: At World's End)


Parafraseando a Scary Movie III, toda buena trilogía tiene tres partes. Por fin se cierra el ciclo, Piratas del Caribe: En el fin del Mundo, concluye la serie comenzada hace ya unos años con Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra. Y lo hace de un modo mastodóntico, con una duración cercana a las tres horas, algo excesivo a todas luces.

Tras el coitus interruptus que supuso el final de la segunda parte, Piratas del Caribe: El cofre del muerto, el film retoma la acción con nuestros héroes, interpretados por los sosos Orlando Bloom y Keira Knightley, buscando el modo de rescatar a el capitán Jack Sparrow (Johnny Depp) del reino de Davy Jones, donde ha ido a parar tras ser devorado por el Kraken al final de la segunda parte de la saga.

Existe una tendencia en las sagas de oscurecerse a medida que avanzamos en los episodios. La saga de Piratas del Caribe parecía estar a salvo de esta tendencia, pues la segunda mantenía el tono jovial de la primera parte. Sin embargo, en este capítulo ¿final? la trama se ha oscurecido de manera abrupta, hasta un punto que uno se pregunta cómo es posible que rodaran las dos últimas partes de modo simultáneo, pues son muy distintas. Ambas comparten el exceso en la duración, probablemente su mayor defecto. Pero en el cambio hemos perdido jovialidad. La primera y la segunda parte destacaban por ser películas eminentemente divertidas, sí, filmes de acción pero con elementos de humos muy bien dosificados. La primera parte resultaba un film que equilibraba bastante bien las dos facetas, si bien su humor era demasiado infantil para mi gusto. La segunda ya flaqueaba por su pobre argumento, escaso a todas luces para las más de dos horas que duraba y que hacía que se alargaran innecesariamente unas escenas de acción que siendo más escuetas habrían ganado muchos enteros. Por otro lado se optó por un humor más físico y por un Jack Sparrow mucho más descontrolado. En esta tercera parte el tono se ha endurecido y el humor no resulta tan fresco, como si el director y los actores estuvieran cansados. Apenas funcionan los detalles de humor dosificados durante el desarrollo de la trama, siendo principalmente el mono el mejor hallazgo.

Jack Sparrow, aparece muy controlado, casi domesticado y con, sorprendentemente, poco tiempo en pantalla, probablemente debido a la sobredosis de ego que supuso El Cofre del Muerto. Casi parece otro personaje. Así el peso de la trama recae sobre los dos actores más sosos de la función (y del mundo mundial) Orlando Bloom y Keira Knightley, por lo que el film sale perdiendo. Por otro lado, la reaparición del Capitán Barbosa es un regalo para el espectador. Geoffrey Rush es un actor extraordinario, siempre perfecto y siempre al tanto de lo que necesita cada papel en las películas en las que ha participado, y ésta no es una excepción. Su pirata es un personaje excesivo, bravucón, socarrón, en la mejor tradición del cine de piratas de toda la vida, y el actor australiano lo borda, denotando lo bien que se lo está pasando interpretándolo, algo que se transmite perfectamente al espectador.

En el apartado de la dirección Verbinski vuelve a demostrar que es un todo terreno, capaz de trabajar en todo tipo de films y aun así lograr trabajos de dirección muy destacables. Toda la parte final o el principio, o escenas como la de la Perla Negra atravesando el desierto o los muertos camino de la Tierra de los muertos, denotan su buen hace tras las cámaras. Lamentablemente le puede (o a su productor Jerry Bruckheimer) el querer hacer el mayor espectáculo del mundo, y la duración del film pesa mucho en el espectador, que ve como se suceden las tramas secundarias durante la trama sin saber muy bien por qué.

Pero claro, no es sólo culpa del director, los guionistas son muy responsables, al atiborrar la película de tramas y personajes, de alianzas y contralianzas. Se embarulla tanto el desarrollo que el espectador fácilmente puede despistarse, lo malo es que al fin y al cabo da igual porque los personajes interesan bien poco en su mayoría, por lo que todo ese embarullamiento de la trama sólo consigue aumentar el tedio y el desconcierto. Y es que además varios de los hilos secundarios son directamente inútiles, como la visita a Shangay y el personaje interpretado por Chow Yun Fat, o tienen un final que no cubre las expectativas generadas durante el desarrollo, en una palabra, Calypso.

Pero no todo es malo el principio, con una escena muy inspirada y que parece directamente sacada de un musical clásico, las surrealistas escenas en la Tierra de los Muertos o el combate naval final, sencillamente espectacular y una de las mejores escenas de acción vistas en mucho tiempo, son realmente destacables y te hacen imaginar qué hubiera pasado si el resto hubiera estado a esta altura. Por otro lado, hay que reconocer el cierto riesgo de acabar con la historia de los personajes de Orlando Bloom y Keira Knightley del modo que lo hace.

En el apartado técnico, el film brilla como en los dos anteriores, la fotografía, los efectos especiales, la dirección artística, son todos de primer nivel. Son los detalles que se notan cuando estamos en una producción con un presupuesto tan alto. Por otro lado, la música de Hans Zimmer, sin ser nada del otro mundo, cumple perfectamente su cometido, brillantemente en algunos casos y resulta mucho menos atronadora que sus predecesoras, algo que un servidor agradece. De hecho, para mí un detalle por el que no tengo un buen recuerdo del primer film es el dolor de cabeza con el que salí del cine por la atronadora partitura perpetrada por Klaus Badelt.

Resumiendo, Piratas del Caribe III: En el fin del mundo supone una película excesivamente larga y que demuestra el cansancio de la fórmula si bien también contiene algunos de los mejores momentos de toda la trilogía, quedando finalmente un regusto agridulce en el espectador por lo que podría haber sido. Una pena.

Comentarios

Daniel Marcos ha dicho que…
Pues a mi esta ha sido la que más me ha gustado de las tres películas.
Considero que la duración no es tan larga teniendo en cuenta que los acontecimientos se van sucediendo muy rápido y no te da tiempo para aburrirte.
En cuanto al guión sí estoy de acuerdo contigo y pienso que tantas alianzas y contraalianzas terminan distrayendo un poco al espectador.
No obstante, todo eso se arregla con la acción y el humor (que sinceramente pienso que sí hay).
En cuanto a la BSO, es muy similar a las anteriores pero hay una canción que me llamó mucho la atención; la que se escucha en el momento de la negociación entre los dos bandos en el que se produce el cambio de Will por Jack.
José Córdoba ha dicho que…
¿es el momento de las guitarras eléctricas en la playa? Es que no lo recuerdo en este momento. Para mí el mejor momento es cuando se casan el Orlando y la Keira, que además me parece una de las escenas mejor realizadas de la película.

Por cierto, tengo pendiente de enviarte lo del radio blog, ¿qué problema tienes con él?
Shild ha dicho que…
Para mi es la peor de las tres, lo unico que la salvo fue que tiene una direccion de 10 y la banda sonora.
Es una de esas historias en las que ves como el director las ha pasado canutas para conseguir que la gente se entretenga con semejante guion.
Y en muchas ocasiones la musica llena la pantalla, mira que es raro, pero ya entiendo porque en lugar de a Badelt llamaron a su maestro jejeje.

Y si, en la escena de la boda es donde te das cuenta que Geoffrey Rush es el unico que se esfuerza en salvar la pelicula, a pesar de que esta tan desaprovechado como la mayoria de los personajes.

Para mi fue una lastima de pelicula, ya que tal y como acaba la segunda, con la reaparicion de Barbosa, la aparicion de Chow Yun Fat, el padre de Jack, tita... era una combinacion perfecta para bordar la trilogia y se quedo en una pelicula que a pesar de que intenta ser la mas "pirata" de todas, solo la salva su direccion, la banda sonora y Geofrey Rush, una lastima
Egon.Net ha dicho que…
Soy el único al que le parecen las coñas en la película tremendamente tontas y fuera de lugar...?
José Córdoba ha dicho que…
coincido con Migue, lo mejor la dirección que incluso consigue que una escena tan tonta como la del matrimonio entre los dos tórtolos esté bien resuelta y no chirríe.

Y las coñas me hicieron poca gracia, al igual que me pasó con la primera me parecían demasiado infantiles. En eso creo que la dos ganó, al optar por un humor más físico.