Dos canciones distintas la primera de los Secretos, la segunda de Sabina. Ambas de comienzo idéntico aunque con final distinto. Cuenta la leyenda que Sabina y Urquijo, amigos íntimos, se pasaban días enteros con sus noches en casa del primero. En una de estas veladas, Joaquín le regaló a Enrique unos versos escritos en una servilleta. Ése fue el germen de la canción, que tiempo después ambos acabarían por separado.
Aquí os las dejo para vuestro disfrute.
Ojos de Gata
Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto,
tú reinabas detrás de la barra
del único bar que vimos abierto.
Cántame una canción al oído te sirvo y no pagas.
Sólo canto si tú me demuestras que es verde la luz de tus ojos de gata.
Loco por que me diera la llave de su dormitorio
esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio.
Con el "Quiero beber" el alcohol me acunó entre sus mantas
y soñé con sus ojos de gata pero no recordé que de mí algo esperaba.
Desperté con resaca y busqué pero allí ya no estaba.
Me dijeron que se mosqueó porque me emborraché y la usé como almohada.
Comentó por ahí que yo era un chaval ordinario,
pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada esceanario.
Pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario.
Y nos dieron las diez
Fue en un pueblo con mar
una noche despues de un concierto;
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto
-”Cántame una canción
al oido y te pongo un cubata”-
-”Con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata”-
loco por conocer
los secretos de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.
Los clientes del bar
uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar,
yo me dije:
“Cuidado, chaval, te estas enamorando”,
luego todo pasó
de repente, su dedo en mi espalda
dibujo un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda;
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola…
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
Nos dijimos adios,
ojalá que volvamos a vernos
el verano acabó
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente,
y no halle quien de ti
me dijera ni media palabra,
parecia como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás
de la barra del otro verano.
Y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del Banco Hispano Americano,
tu memoria vengué
a pedradas contra los cristales,
-”Se que no lo soñé”-
protestaba mientras me esposaban los municipales
en mi declaración
alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
Aquí os las dejo para vuestro disfrute.
Ojos de Gata
Fue en un pueblo con mar
una noche después de un concierto,
tú reinabas detrás de la barra
del único bar que vimos abierto.
Cántame una canción al oído te sirvo y no pagas.
Sólo canto si tú me demuestras que es verde la luz de tus ojos de gata.
Loco por que me diera la llave de su dormitorio
esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio.
Con el "Quiero beber" el alcohol me acunó entre sus mantas
y soñé con sus ojos de gata pero no recordé que de mí algo esperaba.
Desperté con resaca y busqué pero allí ya no estaba.
Me dijeron que se mosqueó porque me emborraché y la usé como almohada.
Comentó por ahí que yo era un chaval ordinario,
pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada esceanario.
Pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario.
Y nos dieron las diez
Fue en un pueblo con mar
una noche despues de un concierto;
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto
-”Cántame una canción
al oido y te pongo un cubata”-
-”Con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata”-
loco por conocer
los secretos de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.
Los clientes del bar
uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar,
yo me dije:
“Cuidado, chaval, te estas enamorando”,
luego todo pasó
de repente, su dedo en mi espalda
dibujo un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda;
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola…
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
Nos dijimos adios,
ojalá que volvamos a vernos
el verano acabó
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente,
y no halle quien de ti
me dijera ni media palabra,
parecia como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás
de la barra del otro verano.
Y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del Banco Hispano Americano,
tu memoria vengué
a pedradas contra los cristales,
-”Se que no lo soñé”-
protestaba mientras me esposaban los municipales
en mi declaración
alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
Comentarios
Vamos al concierto de Sabina y Serrat? :P
Por cierto, llamadme inculto y esas coasas, pero nunca me habia fijado en las similitudes de ambas, ni siquiera conocia la historia...
El de Elche pilla un poco lejos, pero el de Buñol es tentador :D
Un saludo