The Host


Es difícil afrontar el comentario de una película como The Host. Uno está acostumbrado a las películas que se pueden enmarcar dentro de un determinado género. Sin embargo, con la última película del coreano Bong Joon-Ho, la tarea se vuelve algo complicada.

Un monstruo, fruto de unos vertidos tóxicos en el río Han realizados por un laboratio estadounidense, siembra el caos y la destrucción en Seúl. En una de sus incursiones en tierra firme secuestra a la hija del dueño de un quiosco. Ante la pasividad del ejécito el quiosquero y su familia irán en busca de la niña.

A grandes rasgos ése es el argumento del film. A simple vista, por lo tanto, la típica Monster movie. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La película de Joon-Ho juega en varios frentes. La película de terror puro y duro, la comedia paródica, la crítica antiamericana, etc... Y ahí reside la polémica generada entre el público que va a ver la película. La gente ha ido a ver lo que le han vendido (como ya pasó con La Joven del Agua) y el producoto poco tiene que ver con lo anunciado, pues el factor terror, acción está reducido al mínimo y es roto constantemente por los continúos recursos a golpes de humor por parte del director. Pero además, el director consigue que en su búsqueda del monstruo, los miembros de la familia protagonista afronten sus problemas personales, sus limitaciones y los superen, por lo que su particular odisea les sirve de viaje redentor. Incluso el director se permite hacer una película muy crítica con los EE.UU.: el monstruo es el producto de unos vertidos tóxicos realizados desde una base estadounidense, además el ejército americano decide lanzar una ofensiva contra el ser porque se cree que es el portador de un letal virus del que no tienen evidencias de su existencia, en claro paralelismo con la búsqueda de las armas de destrucción masiva en Iraq.

En fin, un batiburrillo de géneros y de objetivos que, por un lado le da un cariz original a la película, beneficiándola, pero por otro, y en términos de narrativa, la daña. La película tiene un ritmo muy irregular que hace que las dos horas que dura el film pesen en el espectador. Por otro lado, la realización es sorprendente, vigorosa, con un look visual espectacular y varios planos que se quedan en la retina. Por otro lado, las continuas roturas de ritmo debido a la poco perfecta unión de los géneros consiguen que la película se haga un poco pesada.

A nivel de actuación es un film correcto, si bien hay que tener en cuenta, que el código interpretativo de los países asiáticos es bastante distinto al occidental, por lo que para lo que estamos habituados podría decirse que están sobreactuados. Pero, como he dicho, es parte de su código que hay que aceptar para que no te distancie en demasía de la acción.

En el apartado técnico la película es notable, haciendo gala del holgado presupuesto con el que ha contado. Destacan, sobre todo, la fotografía y el monstruo, creado por la factoría Weta y que se beneficia, aparte del buen hacer de la compañía, de un muy acertado diseño. El director, por otro lado, demuestra saber qué hacer con la música en una película. De hecho, en este apartado sí que quedan mucho más claras las intenciones del tono de la película, pues la banda sonora no actúa como un refuerzo de la acción, sino que va en sentido opuesto muchas veces: magnificando acciones muy simples, o musicando de un modo festivo (con estilo similar a Goran Bregovic) algunas de las apariciones del ser. El objetivo es claro, la parodia y, en ese sentido, lo logra, aparte de resultar una composición muy lograda.

¿Recomendaría The Host? Sí, pero teniendo en cuenta todo que ya he dicho, ya que si uno va con la intención de ver una película de acción-terror pura y dura se sentirá muy decepcionado. Es un film muy bien rodado y de factura impecable que se, desafortunadamente, lastrado por un irregular ritmo.

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