El Perfume


Comentar una película como El Perfume, el nuevo trabajo del realizador alemán Tom Tykwer, es una tarea difícil. Desde su publicación a mediados de los ochenta, la obra escrita por el también alemán Patrick Süskind se ha convertido en uno de los libros más vendidos y queridos de la historia, con una ingente legión de admiradores, además de haberse ganado fama de inadaptable.

Me gustaría haberme podido leer el libro antes de ver la película porque considero que es necesario, no para analizar el film estrictamente sino porque la posterior lectura de la novela se ve marcada irremediablemente por el recuerdo de la adaptación cinematográfica. Por otro lado, la lectura previa de una novela suele dañar el visionado de su versión en celuloide, pues nuestros anhelos se suelen ver defraudados.

Durante la historia del cine hemos asistido a infinidad de adaptaciones, en las que se suele cumplir que cuanta más entidad tiene la novela más fallida suele ser la versión cinematográfica y viceversa. Así, películas como Tiburón o El Padrino superan ampliamente a las novelas que adaptan, tanto en calidad como en el recuerdo de la gente, mientras que otras como La Historia Interminable resultan fallidas e insuficientes en comparación con su original literario. Un caso aparte sería El Código da Vinci, pues una novela que se suponía por muchos (no por mí) poco más que un guión dispuesto para ser adaptado en la mayor prontitud, devino en una película tediosa y farragosa, aunque eso sí extremadamente fiel al libro, pues el guionista apenas se molestó en adaptar la novela al terreno cinematográfico.

Así pues, con tantos negativos precedentes, la película de Tykwer tenía las de perder y, afortunadamente no ha sido así, pues, si bien, no puedo compararla con la novela, el film alemán resulta muy estimable y satisfactorio, con una excelente factura y para nada dependiente del texto original.

El Perfume narra la vida de Jean Baptiste Grenouille, un joven huérfano en la Francia del siglo XVI poseedor de un sentido del olfato extraordinario. Asistimos a su nacimiento y crecimiento, mientras pasa de un dueño a otro y descubre y desarrolla su asombrosa capacidad para los olores, hasta que finalmente descubre un perfume por el que se obsesiona.

Dicen los que han leído la novela, que el autor consigue que huelas lo que describe en el libro, usando únicamente las palabras y el poder de la imaginación. Tykwer consigue también algo similar a base de potenciar otros dos sentidos: la vista y el oído. Así, el director se fija mucho en los detalles, haciendo planos muy cercanos, maximizando lo que vemos en pantalla, como queriéndonos mostrar su esencia. Mientras la música, compuesta entre otros por el propio director resulta etérea y obsesiva, muy inspirada y con momentos inspiradísimos. En general el acercamiento de Tykwer resulta muy clásico, planos largos y montaje pausado, sin recurrir a la saturación. Además salpica la narración con ciertos momentos visuales oníricos, haciendo más fluida la narración en un film que dura cerca de dos horas y media. La dirección sólo flaquea en la escena más controvertida de la película: la orgía orquestada por la Fura dels Baus. Esta secuencia resulta sorprendente e inesperada pero fallida en su resolución.

El guión por otro lado, si bien no es sobresaliente, sí tiene la virtud de resultar 100% cinematográfico, sin pagar excesivos peajes en la traslación de la novela. En el plano positivo destaca la presentación de personajes, lo bien dibujados que están y en el negativo, quizás, la poca profundidad. Nunca llegamos a comprender del todo a Grenouille, al motor de sus acciones y el espectador ha de poner algo de su parte, tampoco demasiado, para completar ciertos huecos.

A nivel de actuaciones Ben Whisaw cumple con creces en su difícil papel de Grenouille, así como la bellísima Rachel Hurd-Wood como su objeto de deseo (si bien no tiene demasiado margen para desarrollar adecuadamente el personaje, más allá de su imponente presencia física). Las dos estrellas de la función Dustin Hoffman y Alan Rickman también cumplen con su cometido, sobre todo el primero, pues su personaje tiene un mayor peso y el particular físico del actor americano se adecua perfectamente. Mientras que Rickman poco puede hacer con el personaje que interpreta.

Los apartados técnicos resultan excelentes, sobresaliendo la dirección artística (que consigue que te olvides que el film está rodado en gran parte en Barcelona), como la música, magnífica, una de las mejores obras del año sin duda.

En resumidas cuentas El Perfume resulta una película estimulante, muy atractiva, con una excelente factura y una gran historia a la que quizás le falta más profundidad.

Un detalle final a destacar es que la película es una coproducción de varios países, España entre ellos, que funciona como pocas veces suelen hacerlo este tipo de productos, que se ven muy afectados por las tensiones entre los diversos productores.

Comentarios

M.M. ha dicho que…
Qué va a faltarle profundidad!! No le falta nada! Si no fuera porque el guión ya está hecho sería perfecta ;D
José Córdoba ha dicho que…
a ti te convenció la escena de la orgía? A mí es que no del todo y no sé exactamente por qué.