Infiltrados (The Departed)


Últimamente me estoy cansando de leer la cantinela de que se está agotando la creatividad en Hollywood, que hay multitud de secuelas y remakes, etc... Lo malo es que muchas veces esto sale de las plumas de los críticos más famosos del país, quienes parece ser que no recuerdan que prácticamente desde sus inicios el cine se ha nutrido de segundas partes y remakes. Por sólo citar unos pocos ejemplos: King Kong conoció varias secuelas, entre ellas El Hijo de Kong, así como Frankenstein y muchas otras. Ben Hur de Wyler y Los diez mandamientos de De Mille, son dos remakes de películas de la época muda. Y seguiría porque ejemplos hay miles. Tampoco vale lo de rehacer películas asiáticas al estilo Hollywood, poque en los primeros tiempos del sonoro también se hacían cosas parecidas, como rodar la misma película con otros actores para venderla en otros mercados en su idioma. Por lo que la situación actual no es ninguna novedad.

También me he dado cuenta de una cosa y es que las mismas gentes que echan pestes de los remakes se callan sus razonamientos si éstos vienen firmados por directores de su agrado, como Martin Scorsese. Todo esto viene a colación de Infiltrados, la nueva película del director americano. Es un remake de el filme asiático conocido internacionalmente como Infernal Affairs, cosa señalada en todas las críticas y comentarios, que muchas veces afirman cosas como que seguramente el remake es superior al original, sin haber visto este último. Yo no puedo realizar tal afirmación porque no he podido disfrutar de ese filme, bueno en realidad es una trilogía, pero sí puedo decir una cosa y, es que el filme de Scorsese es una excelente película, una de las mejores que he visto este año, si no la mejor.

La historia de dos infiltrados en la mafia y en la policía de Boston, atrapa desde el primer minuto, debido a su ritmo endiablado. La película fluye como ninguna en mucho tiempo, con una dirección y montaje enérgicos y eficaces, que huyen de tiempos muertos y de escenas innecesarias y eso a pesar de una duración cercana a las dos horas y media.

Además el elenco está magnífico tanto los protagonistas como los secundarios. Mención especial para Jack Nicholson que aun pasado de roscas e histriónico como siempre nos regala con una escena imborrable que demuestra toda sus experiencia frenta a las cámaras. Es la escena en la que acusa al personaje interpretado por Di Caprio de ser el topo de la policía. Además el sabio Scorsese, que llevaba perdido para la causa cinematográfica durante varios años, sabe quedarse en un segundo plano en esa escena dándole cancha tanto a Jack como a di Caprio, que mantiene muy bien el tipo.

El guión mantiene el interés durante toda la película, los personajes aparecen bien trazados, secundarios incluidos, entendemos sus sentimientos, sus motivaciones, no siendo además redundante ni sobreexplicativo, un mal de muchos thrillers americanos. Quizás la trama del triángulo amoroso está un poco desdibujada, pero adivino que es debido a que muchas escenas han caído en la sala de montaje, junto con la alta carga sexual del personaje de Nicholson, que finalmente es más intuida que mostrada.

Como es habitual en Scorsese la música en la película está dominada por canciones preexistentes, algunas muy conocidas, dando poca cancha para la partitura original de Howard Shore que, por otro lado, tampoco sabe encontrar el tono y resulta incluso molesta en algunas escenas, algo que ya le pasaba en su partitura para la anterior película del director, El Aviador.

Sólo diciendo Gangsters y Scorsese sería suficiente para que todo el mundo corriera en masa para ver la película. Si eso no es suficiente, pues añado una dirección enérgica, un guión preciso y unos actores en estado de gracia. Esta película vuelve a demostrar que hoy en día se puede ver buen cine en Hollywood, aun siendo un remake.

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