El Habitante Incierto


El habitante incierto demuestra una vez más la incapacidad de cine español para saber vender sus productos. La carrera comercial de una película en la actualidad no viene marcada únicamente por su mayor o menos calidad, ni por el boca oreja. No, hoy lo que más importa es la promoción que hagas del producto. La gente, el público, ha de conocer lo que se vende y eso se consigue con publicidad: tráileres, anuncios en prensa y TV, campañas en Internet, que salga Santiago Segura en tu película… La calidad no te asegura taquilla en un panorama cinematográfico donde cada semana se estrena un mínimo de cinco películas. Un exhibidor hoy en día no tiene paciencia para aguantar una película más de dos semanas si tiene poca taquilla, en cuanto tiene oportunidad la retira de la cartelera y punto. Hoy en día el boca oreja sólo sirve para mantener películas que han tenido un estreno bueno o aceptable. Si bien esta situación es extensible para todas las cinematografías, sí incluso para las películas americanas, en el cine español es un mal endémico que no intentan corregir. El presupuesto destinado a marketing de una película es ínfimo, de poco vale que un productor se gaste su dinero (y en muchos casos el de los españoles, qué patriótico suena esto) en un film si luego no se ocupa de promocionarlo.

Tras esta diatriba contra la ceguera del cine español pasemos a la película. El habitante incierto supone el debut en la dirección de Guillem Morales. El film narra la obsesión de un hombre que, tras haberse separado de su pareja, cree que en su casa, un edificio de tres alturas diseñado por él mismo, habita alguien más.

La premisa inicial resulta inquietante pero su desarrollo sorprende por inesperado y original, rehuyendo los arquetipos de películas de temática similar. El film resulta muy estimulante, con una asombrosa escasez de diálogos, habiendo los mínimos imprescindibles, dando mucha importancia a la imagen y el sonido.

Morales, también autor del guión, sabe dotar a la película de un ritmo fluido con un crescendo asombroso, con una planificación muy clásica, dejando respirar a los planos. Además, dota al film de una factura excelente a pesar del bajo presupuesto del que dispone, sacando el máximo provecho de los elementos desde una fotografía fría muy bien resuelta hasta un empleo de la música, compuesta por Marc Vaillo, muy adecuado, sin abusar de ella, y usándola sólo cuando es necesario. Un detalle curioso en el apartado sonoro es la reverberación que acompaña a todos los cierres de puertas, como riéndose del socorrido susto sonoro.

Los actores, de los que tan sólo Mónica López es un rostro conocido, están muy adecuados, muy metidos en su papel, sin excesos ni florituras.

Realmente sorprende un debut tan maduro y estimulante en la dirección, consiguiendo innovar en un género tan manido y tan devaluado últimamente. Es una película realmente reconfortante para alguien, como yo, tan habituado a las decepciones con el cine español. Puestos a buscarle un pero, éste sería lo poco creíble que resulta la situación que desencadena el resto de acontecimientos en el film. Pero, realmente, es un detalle menor ante el portento de narrativa y originalidad que viene a continuación.

En resumen, El Habitante Incierto es una película inquietante, sorprendente, estimulante, rodada y escrita de manera realmente notable por un realizador al que hay que seguirle la pista. Por cierto, su próximo proyecto es un remake en inglés de este film, encargado por una productora británica en aras de que está protagonizada por un actor taquillero.

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