Un programa para un concierto sobre John Williams - Primera parte

Hoy os invito a un concierto. Es un evento especial en el que yo mismo he elegido el programa. El lugar puede ser el salón de vuestra casa, el despacho donde tengáis el ordenador o, simplemente cerrando los ojos, la mejor sala de música que podáis imaginar. Podéis acudir solos en compañía, no importa, pues lo que cuenta es disfrutar, dejarse llevar por el sonido, por la vibración, por la música, por la emoción.

El programa, que como ya he dicho es especial, está íntegramente compuesto por obras de John Williams, mas no esperéis encontrar aquí las melodías que más famoso le han hecho. He optado por elegir sus partituras más contenidas, aquellas donde la cuerdas predominan sobre los metales o es un instrumento solista el protagonista. Unas obras las conoceréis otras no tanto, si os sorprendo mejor, si no espero que disfrutéis lo ya conocido.

Sin más preámbulos, comencemos.

Primera Parte

Sobre el escenario, con los miembros de la orquesta ya presentes observamos que habrá un intérprete solista para comenzar el concierto. Es un violoncelista. Como todos sus compañeros permanece expectante a que el director dé comienzo al concierto. Y ahí va, tres, dos, uno.

Seven years in Tibet

Una gran obertura como este concierto se merece. Toda la sección de cuerdas, apoyadas por los metales y los vientos madera, dan comienzo a la música para poco a poco ir cediendo el paso al cello solista, que interpretará una de las más bellas melodías escritas por el compositor Neoyorquino. Es una pieza con dos partes bien diferenciadas; una primera donde la bella melodía es la gran protagonista, primero con la orquesta en pleno, luego con el cello solista para finalmente cerrarse con la orquesta de nuevo y dar paso a una segunda parte (minuto cuatro) donde la música se vuelve más local, más influenciada por la música tibetana y también más dramática, con un leve apunte de la melodía inicial, esta vez ejecutada únicamente por el piano.

Para continuar, un breve tema, también perteneciente a la película Siete Años en el Tíbet. Es un tema que intenta reflejar el reencuentro entre un padre y un hijo, y su reconciliación tras un largo tiempo ausentes el uno del otro.

Regaining a Son

Es un tema muy sencillo basado en una única melodía, a la que casi al final se le añade el tema principal que hemos escuchado en la pieza anterior. Un cierre esperanzado que nos indica que todo irá bien entre los dos, padre e hijo, a partir de ese momento.

Pero y si al padre, pasado un tiempo, ¿sólo le quedaran los recuerdos de un hijo perdido?. El compositor, en una obra posterior retoma la melodía para el funeral por los hijos de una de los violines de la pieza que acabamos de escuchar.

Elegy for cello and orchestra

Si habéis seguido este blog, ya sabréis que tengo predilección por esta pieza, así que no comento nada y os dejo disfrutar con su belleza.

Es hora de dejar descansar al cello y pasar a una pieza más animada. La elegida para la ocasión es para una comedia de Steven Spielberg bastante reciente, La Terminal.

Destiny, canneloni and the tale of Viktor Navorski

A partir de una sencilla melodía a piano, muy deudora la etapa jazzística de Williams, se da paso a la orquesta que continuando la melodía desemboca en el tema principal del film. La melodía de Viktor Navorski tiene como solista destacado al clarinete que lleva el peso de la pieza, una música juguetona de clara inspiración rusa, a lo que contribuye sin duda el acordeón doblando al clarinete en algunos momentos. En resumen una melodía con un ritmo infeccioso que se queda pegada al subconsciente y que se escucha con una sonrisa en el rostro.

Para cerrar esta primera parte del concierto me parece una buena idea recurrir a la suite de Memorias de una Geisha, una de las últimas grandes obras del compositor editadas.
Sayuri's Theme
Going to school
The Chairman's Waltz
Brush on silk
Chiyo's prayer
Becoming a Geisha

Una extensa suite que nos traslada en el tiempo y el espacio al Japón de la II Guerra Mundial. Una partitura atenta en todo momento a los detalles, donde encontramos tres intrumentos solistas el cello, el violín y el shakuhachi. Es una partitura íntima donde podemos encontrar desde las disonancias del tema Brush on silk a la delicada belleza de The Chairman's Waltz, uno de los mejores movimientos de la suite.

Con este bloque llegaríamos al final de la primera parte del concierto. Espero que la hayáis disfrutado y es momento de levantarse y estirar las piernas, discutir con tu compañero de audición o ir al baño. Aunque este descanso será más largo que los quince minutos de rigor, así que tendréis tiempo para retomar vuestra vida antes de que llegue la segunda parte del concierto.

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